Los tres casos trágicos de violencia de género se conocieron con algunas horas de diferencia en la localidad bonaerense de Gonnet, la ciudad santafesina de Reconquista y en Villa Mercedes, San Luis.
El caso más impactante, fue el de una mujer de 29 años asesinada a puñaladas por su exmarido, quien tenía restringido el acceso a su casa de la localidad bonaerense de Gonnet denunciado por violencia de género.
El hombre intentó quitarse la vida al llegar la Policía al lugar, quedando internado bajo custodia en un hospital de la zona.
Los hechos se desencadenaron este domingo en una finca ubicada en la calle 7 entre 489 y 490 del barrio Villa Castells, cuando el hombre, identificado como Mario Morales, llegó a la vivienda y comenzó a discutir con su exmujer, Nancy García, de 29 años.
En medio de la violenta pelea el hombre tomó un cuchillo de grandes proporciones y le aplicó varias puñaladas a la mujer, quien quedó tirada en medio de un enorme charco de sangre, en una habitación cercana a la que se encontraban sus hijos.
En Reconquista, la joven, Celia Ortiz, de 23 años que estaba desaparecida desde hace dos semanas fue encontrada muerta, aparentemente a golpes, en el interior del aljibe de una finca rural y por el hecho fue detenido su expareja.
Había recibido golpes contundentes en la cabeza y en las piernas, además de quemaduras que indican la posibilidad de que haya sido torturada. Era madre de un pequeño de 5 años.
El asesino se habría llevado unos 4.000 pesos que la mujer tenía ahorrados para financiar los estudios de su hijo.
En Villa Mercedes, otra joven de 23 años, Ana Belén Araujo, murió asesinada de seis balazos y su cuerpo fue incinerado y arrojado en un descampado.
La joven, que vivía con su padre de profesión camionero, su madre y tres hermanos en el barrio Las Rosas, cercano a la estación de ferrocarril de Villa Mercedes, fue vista por última vez con vida cuando salió a comprar pan cerca de las 11:30 del sábado.
Fueron detenidos dos hombres que tuvieron un vínculo amoroso con la víctima y las sospechas policiales apuntan a que el crimen tuvo un móvil pasional, presumiblemente por celos, y el cadáver fue quemado para intentar borrar rastros.
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