Vivimos tiempos difíciles.
La locura se ha enseñoreado entre nosotros, y a la vista de los acontecimientos, parece que se quedará y hasta probablemente crezca.
En estos meses, ya que de locura hablamos, un evento ha conmovido al conjunto de la sociedad, con el caso del homicidio y desaparición de Ángeles Rawson.
De hecho, los viejos periodistas no recuerdan un caso en el que el conjunto de la sociedad se haya sentido tan afectada por un hecho durante tanto tiempo y con tanta intensidad.
Las mediciones de audiencia están al rojo vivo y para colmo de males hay una división muy fuerte entre quienes creen que el culpable ha sido hallado en la persona de Jorge Mangeri, único imputado y quienes postulan su inocencia y condición de "perejil" que vendría a cumplir la función de chivo expiatorio por razones oscuras en las que no se descarta la cuestión politiqueril.
Algunos condimentos, se sumaron desde el principio agregando elementos misteriosos al caso, como la aparición de funcionarios nacionales de altísimo rango y un accionar judicial extemporáneo, incongruente y hasta caótico.
Lo espasmódico del método, a lo que se adunó una escenificación sobreactuada y una operación arbitraria del proceso despertó mas que el interés, la suspicacia de toda una sociedad.
No es despreciable el aporte que sumó el amarillismo seudoperiodístico televisivo que degrado el caso hasta el absurdo con tal de "vender".
En ese marco, las sicopatologías, aflorando a través de las nuevas formas de comunicación, especialmente, las redes sociales, inundan las relaciones de manera crecientemente peligrosa.
Un caso para tener en cuenta, son las amenazas.
Abogados, imputados, familiares de victimas e imputados, peritos, periodistas, y ahora simples ciudadanos, son víctimas de apremios, amenazas y extorsiones viles y arteras.
Pero hay caracteristicas muy especiales en toda esta campaña.
La fundamental es el anonimato o identidades falsas en medio de un estilo histérico y violento.
Uno de los "perfiles" es "Derechos de los adolescentes", una "comunidad" armada por un semianalfabeto funcional, bastante ignorante por cierto, si no veamos lo que se lee en la portada dela página...
Hacer que los adolescentes conoscan y ejersan sus derechos. (Sic).
Desde este perfil falso se han efectuado amenazas sistémicas a docenas de personas que al paladar del delincuente que regentea la "comunidad" así lo merece.
Obviamente se inician las acciones judiciales correspondientes, sin perder la esperanza de que mientras el idiota que maneja ese perfil hace un curso de gramática, la luz llegue a esa mente subalterna y oscura y se deje de romper las pelotas antes de que se encuentre con una realidad contundente.
Veremos.
La locura se ha enseñoreado entre nosotros, y a la vista de los acontecimientos, parece que se quedará y hasta probablemente crezca.
En estos meses, ya que de locura hablamos, un evento ha conmovido al conjunto de la sociedad, con el caso del homicidio y desaparición de Ángeles Rawson.
De hecho, los viejos periodistas no recuerdan un caso en el que el conjunto de la sociedad se haya sentido tan afectada por un hecho durante tanto tiempo y con tanta intensidad.
Las mediciones de audiencia están al rojo vivo y para colmo de males hay una división muy fuerte entre quienes creen que el culpable ha sido hallado en la persona de Jorge Mangeri, único imputado y quienes postulan su inocencia y condición de "perejil" que vendría a cumplir la función de chivo expiatorio por razones oscuras en las que no se descarta la cuestión politiqueril.
Algunos condimentos, se sumaron desde el principio agregando elementos misteriosos al caso, como la aparición de funcionarios nacionales de altísimo rango y un accionar judicial extemporáneo, incongruente y hasta caótico.
Lo espasmódico del método, a lo que se adunó una escenificación sobreactuada y una operación arbitraria del proceso despertó mas que el interés, la suspicacia de toda una sociedad.
No es despreciable el aporte que sumó el amarillismo seudoperiodístico televisivo que degrado el caso hasta el absurdo con tal de "vender".
En ese marco, las sicopatologías, aflorando a través de las nuevas formas de comunicación, especialmente, las redes sociales, inundan las relaciones de manera crecientemente peligrosa.
Un caso para tener en cuenta, son las amenazas.
Abogados, imputados, familiares de victimas e imputados, peritos, periodistas, y ahora simples ciudadanos, son víctimas de apremios, amenazas y extorsiones viles y arteras.
Pero hay caracteristicas muy especiales en toda esta campaña.
La fundamental es el anonimato o identidades falsas en medio de un estilo histérico y violento.
Uno de los "perfiles" es "Derechos de los adolescentes", una "comunidad" armada por un semianalfabeto funcional, bastante ignorante por cierto, si no veamos lo que se lee en la portada dela página...
Hacer que los adolescentes conoscan y ejersan sus derechos. (Sic).
Desde este perfil falso se han efectuado amenazas sistémicas a docenas de personas que al paladar del delincuente que regentea la "comunidad" así lo merece.
Obviamente se inician las acciones judiciales correspondientes, sin perder la esperanza de que mientras el idiota que maneja ese perfil hace un curso de gramática, la luz llegue a esa mente subalterna y oscura y se deje de romper las pelotas antes de que se encuentre con una realidad contundente.
Veremos.
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