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jueves, 5 de septiembre de 2013

Un pastor evangelista fue acusado de aberrantes y perversos delitos contra una adolescente a la que tuvo secuestrada varios años y que al lograr escaparse contó que era abusada, obligada a prostituirse y a prácticas de zoofilia.

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La joven, ahora de 18 años, estuvo encerrada por un líder de Testigos de Jehová que la abusaba, golpeaba, “marcaba” con una daga y obligaba a tener relaciones íntimas con extraños, incluso con perros.
Su captor, Jorge Antonio Torres, es considerado un líder dentro de los Testigos de Jehová de las ciudades bonaerenses de Tapalqué y Azul, es propietario de una fábrica de chacinados y justamente de ese lugar la chica logró escapar cuando la habían llevado a limpiar, el pasado 17 de julio, y quedó al descubierto la escalofriante historia.
En el grupo religioso Torres figura con la jerarquía más alta, conocida como “anciano de la congregación”.
Ahora el “pastor” está preso en la Unidad Penitenciaria 30 de General Alvear, acusado de aberrantes y perversos delitos contra una adolescente, actualmente de 18 años, pero que desde 2008 vivió un horror, cuando resultó captada por el sujeto.
Según el Diario Popular, el caso presenta características similares al que tuvo como protagonista a la periodista Estefanía Heit y su pareja, Jesús Olivera, ambos integrantes de una secta de Coronel Suárez, que resultaron detenidos cuando una mujer contó que la tuvieron secuestrada en un sótano y victimizada con castigos de todo tipo.
La joven había intentado escaparse de la residencia de Torres en varias oportunidades sin éxito ya que el sujeto había sellado los ingresos y aberturas con rejas, justamente para evitar la fuga de la joven.
Una vez que logró escapar la muchacha denunció de inmediato los detalles del horror que padecía desde hacía varios años, precisamente en 2008, cuando el “pastor” Torres conoció a sus padres.  En ese entonces, ella tenía apenas 13 años y residía en Tapalqué.
El pastor tras ganarse la confianza de los padres de la chica comenzó con los abusos sexuales.
“Como era el líder de la religión no sabía cómo negarme sin sentirme culpable”, contó la chica en su declaración, que derivó en la detención del sujeto el pasado 2 de agosto.
La causa tiene multiplicidad de delitos: estupro agravado por ser cometido por un ministro de algún culto reconocido o no; reducción a la servidumbre; secuestro coactivo agravado por ser la víctima menor de dieciocho años; abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido contra una menor de dieciocho años con aprovechamiento de la preexistente situación de convivencia -delito continuado- y corrupción agravada por mediar violencia y amenazas y ser cometido por persona conviviente, todos en concurso real ideal entre sí; y desobediencia.
La chica contó que desde diciembre de 2011 hasta el pasado mes de julio el hombre la mantuvo cautiva en su casa. Años antes, Torres la había convertido a la religión de la que él es considerado un líder y en ese contexto, abusó de ella por primera vez cuando tenía 14 años.
Después la mantuvo encerrada durante casi dos años reduciéndola a la servidumbre y la aisló de sus familiares y demás vínculos sociales.
En ese tiempo, la chica sufrió gravísimas agresiones psicológicas y físicas. Y las experiencias sexuales a las que Torres la sometió hicieron que fuera abusada por personas que, al azar, él elegía cada vez que ambos viajaban a Azul.
Además, la joven fue obligada a desarrollar prácticas de zoofilia con dos perros propiedad del “pastor”.
Durante todo el tiempo que la mantuvo cautiva, el perverso sujeto la aisló de su familia y amigos, no la dejó ir a la escuela y la tuvo encerrada, haciéndole hacer las tareas de la casa sin que pudiera tener acceso a ningún medio de comunicación.
Además, la golpeó y la sometía sexualmente de las maneras más horrendas.
En este último contexto hizo también que la chica fuera violada por cualquier persona a la que él se le ocurría que tenía que mantener relaciones con ella. Mientras tanto, él la observaba y, en algunas ocasiones, se sumaba también a esos actos.
Los varios sometimientos sexuales que la víctima contó que padeció durante todos esos años de encierro y aislamiento incluyeron también que tuviera que desarrollar, obligada y por la fuerza, prácticas de zoofilia con dos perros.
Al mismo tiempo, la chica indicó que Torres le marcaba el cuerpo con una daga, por razones de celos.
De hecho, cuando la revisaron los forenses, le descubrieron más de 20 cicatrices.
En su testimonio la joven contó: “Viví encerrada. Mientras Jorge trabajaba o se iba de la casa cerraba todo con llave. Incluso, me decía que había micrófonos o cámaras y es por eso que yo ni siquiera osaba prender la TV en su ausencia. Sólo limpiaba y cocinaba. Los mandados los hacía él”.
“Intenté escaparme un día tirándome por la ventana del segundo piso de la casa. Pero debajo de esa ventana había colocados como fierros en punta y me lastimé toda. Parecía que él sabía que mi salida era ésa y parecían colocados esos fierros y alambres a propósito”.
“Poco a poco comencé a pensar igual a él por miedo”, de a poco comencé a dar la mano como saludo entre los fieles, no saludé más a los hombres con un beso en la mejilla, Jorge no me dejaba, entonces comencé a vestirme con ropa grande, de negro o, mientras predicaba, con polleras largas. Yo obedecía, declaró también la chica que precisó: “me empezó a cambiar la forma de pensar. Le hacía caso. Pensaba que siempre tenía la razón”.
Una pericia psicológica realizada a la víctima reveló que había una relación de “hechizo” de parte del “pastor” hacia la adolescente, vínculo que produjo “confusión” en la menor, con “pérdida de sentido crítico y la existencia de un claro dominio psicológico”.
NA

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