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martes, 7 de febrero de 2012

La mamá de Jonatan Alan Báez pidió que las autoridades apliquen un castigo ejemplificador al joven de 15 años que le robó el auto a su familia y provocó un desastre.



Mediante una carta
Emocionante pedido de Justicia de la madre de una de las víctimas de la tragedia de Lomas de Zamora
  
El accidente de tránsito en Lomas de Zamora, ocurrido la semana pasada, se convirtió en una noticia impactante por las características del episodio, ya que un adolescente, que había quedado al cuidado de su abuela, se llevó el auto de su madre sin permiso, chocó y mató a dos personas.

Una de las víctimas fatales fue Jonatan Báez, y ahora su madre decidió romper el silencio mediante una carta. La mujer explicó que "ante la demanda de los diferentes medios de buscar nuestra palabra, la familia opta por este medio, ya que nuestro profundo dolor nos impide explayarnos de manera diferente".

En la misiva, la madre de Jonatan cuenta el terrible momento que vive toda su familia y solicita: "A quienes tengan en su poder la función de administrar justicia, sean conscientes de que este caso en particular será dolorosamente ejemplificador y de que a través de todas sus decisiones, a partir de lo ocurrido, también estarán educando (o deformando) a las generaciones actuales y venideras".

La carta completa, expone lo siguiente:

A quien quiera escuchar:

Soy la mamá de Jonatan Alan Báez.

El dolor, la impotencia y la indignación son profundos, demasiado dolor… Mi hijo tenía proyectos, sueños, ilusiones, solo hacía un mes que trabajaba, estaba feliz porque le iba bien, estudiaba diseño gráfico y tenía planes de seguir perfeccionándose en otras áreas.

Todo quedó destruido esa mañana en el asfalto, camino al trabajo. Mi hijo era responsable, alegre, nunca estaba de mal humor, era compañero, colaborador y generoso en casa, excelente hijo, hermano, amigo...

No hay palabras para explicar tanto dolor, la impotencia de no poder ni siquiera verlo por última vez para despedirme. Qué difícil encontrar consuelo.

Ver sólo el cajón cerrado, la imagen de sus hermanas / hermanos y de su novia golpeando el ataúd sin poder verlo, son imágenes desgarradoras que difícilmente podamos olvidar. Los amigos desconsolados abrazando el ataúd…

¿Quién se hace cargo de todo el daño que nos causó esta tragedia? Ahora leemos en los medios que la madre del menor conductor, quien lo dejó al cuidado de una anciana para irse de vacaciones con sus amigas, priorizando sus placeres en desmedro de sus responsabilidades, se hará cargo de controlar la conducta de su hijo. ¿Ahora?

Los jueces la escucharon y confían en ella… No importa que ya se hubiera robado el auto otras oportunidades.

Como es menor, tiene quien lo defienda, la abogada oficial que le adjudicaron pidió que le levanten la prisión domiciliaría… Está bien, entendemos que así funcionan las leyes y las están cumpliendo, pero parece el mundo del revés, y yo como madre me pregunto: ¿Quiénes son las víctimas acá? ¿Quién escucha mi pedido de justicia? ¿Quién escucha y defiende a sus hermanos, que también son menores y también están en shock?

Una de las hermanas está por cumplir los 15 años, entre uno de sus proyectos y la ilusión de mi hijo era ayudarnos para hacerle la fiesta a su hermanita y ayudar a la familia. ¿Quién nos contiene?

En este sinsentido que muchos adultos (periodistas, vecinos del conductor adolescente, etcétera.) calificaron de "travesura", en algunos casos como el del vecino, minimizando el hecho, PERDIÓ LA VIDA MI HIJO.

Nosotros no buscamos más que real justicia. Somos una familia de profunda fe cristiana, creemos en la vida eterna y en la Justicia Divina. Buscamos el consuelo y la respuesta en Dios, pero también esperamos respuesta en la justicia humana.

Más allá del debate por la inimputabilidad del chico de 15 años, llamo a la reflexión. ¿Está bien que ya no haya noción de castigo por las “travesuras” que se mandan los adolescentes y que destrozan la vida de los demás? ¿Qué les estamos enseñando a nuestros niños y adolescentes sobre el valor de la vida? ¿Sobre la responsabilidad y el respeto? ¿Qué ejemplo les estamos dando?

Es muy probable que este menor que causó semejante tragedia, en unos dos o tres años esté sacando el carnet de conductor y ande lo más tranquilo por la vida, pensando que cuando tenía 15 años se mandó una “travesura”, mató a dos personas y "ZAFÓ". Sólo porque era menor y para la ley no tenía conciencia de lo que hacía… Y nosotros vamos a seguir llorando a mi Jony toda nuestra vida.

Sabemos que los adolescentes están en formación, que necesitan contención y educación y que si estas condiciones están dadas por el mundo adulto (desde padres, parientes, educadores, vecinos y opinión pública en general), tragedias como esta por la cual hoy atravesamos no deberían haber ocurrido, ni ocurrir nunca jamás...

Ojalá la muerte de mi hijo sirva para que, como sociedad, hagamos una verdadera toma de conciencia, acerca del inconmensurable valor de  LA VIDA DE LA PERSONA HUMANA, que no es una trivial razón para que un noticiero o programa amarillista sea más visto, o para abrir absurdos debates, y que la sociedad tenga sobre qué hablar durante algunos días hasta que una nueva “travesura” tape circunstancias y nombres y todo quede en el olvido, junto con la dignidad humana que parecería estar en vía de extinción...

Ojalá los adultos nos hagamos más presentes en la vida de niños y jóvenes en formación, que los padres, sobre todo, cumplan sus respectivos roles de formadores de conciencias sobre las bases del respeto humano, de la responsabilidad civil, de la intrínseca valoración de la vida como primer y más sagrado don para el hombre, de la solidaridad bien entendida...

Y a quienes tengan en su poder la función de administrar justicia sean concientes de que este caso en particular será dolorosamente ejemplificador y de que a través de todas sus decisiones, a partir de lo ocurrido, también estarán educando (o deformando) a las generaciones actuales y venideras.

Que Dios los guíe al estudiar qué decisión tomar para que este adolescente autor de estos homicidios asimile verdadera y perpetuamente que un vehiculo puede convertirse en un arma y sean, él, sus amigos y sus adultos responsables, medularmente educados en conciencia y responsabilidad civil.

Apelamos a la conciencia de los funcionarios, de los periodistas, de la sociedad que se hagan eco y que Jonatan Alan Báez (mi Jony), no caiga en el olvido. Que su muerte no haya sido en vano.

Su madre

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