El testimonio de una ex trabajadora.
Catherine Anthony Adair
13 de diciembre 2011 (Notifam) – En 1997, yo empecé a trabajar en una clínica de la Federación de Planificación Familiar de América (Planned Parenthood Federation of America/PPFA), en la ciudad de Boston en el Estado de Massachusetts, Estados Unidos de América, como una joven estudiante universitaria idealista que creía firmemente en lo que me habían dicho acerca de la organización, que estaría ayudando a otras mujeres jóvenes a tener acceso a cuidados de salud seguros y asequibles.
Pero rápidamente llegué a saber que el mensaje que Planificación Familiar anunciaba no reflejaba la realidad. Yo estaba desilusionada por la traición que se perpetraba contra los pacientes y el público en general.
Yo no había pasado el tiempo proveyendo cuidado prenatal a mujeres embarazadas, dándoles asesoramiento o servicios básicos de atención de la salud o educando a las mujeres sobre salud reproductiva.
En lugar de ello, pasé mis días instando a las mujeres a poner fin a su embarazo. Mis superiores me recordaban constantemente nuestro modelo de negocio centrada en el aborto: primero los abortos, todo lo demás venía en segundo lugar.
Empecé a reconocer su énfasis en la realización de abortos cada vez que una mujer expresaba su preocupación o dudas acerca de efectuarse un aborto. Cuando lo notificaba a la administración, me decían que no me preocupara y que alentara su decisión de seguir adelante con el procedimiento.
Por suerte, la verdad está siendo expuesta. El abuso sexual de niñas menores de edad y la explotación de los pobres y las minorías se oculta o se ignora, todo en nombre de más abortos.
Únete aquí a una página de Facebook para acabar con el aborto.
Planificación Familiar ha hecho todo lo posible para engañar al público haciéndole creer que los abortos constituyen sólo “un 3 por ciento de los servicios prestados” en sus clínicas. En realidad, de acuerdo con su informe más reciente, las pacientes de aborto constituyen el 12 por ciento de todos los clientes de Planificación Familiar, o 332.000 de los 3 millones de clientes no duplicados.
Usaron mi falta de comprensión de lo que la organización representaba para animarme a realizar y colaborar en una práctica que constituye el 98 por ciento de los servicios de Planificación Familiar a las mujeres embarazadas.
En efecto, los trabajadores de la clínica evitarían a propósito proporcionar información sobre el desarrollo fetal, cómo se vería el niño, el desarrollo anatómico del niño y el dolor que él o ella podrían sentir. Me recordaban continuamente que en lo que se refiere al bebé, la terminología adecuada era “grupo de células” o “el contenido del útero”.
La misión de Planificación Familiar es presionar a cuantas mujeres se pueda para que se efectúen un aborto. Los responsables saben que eso no se puede lograr si ellos se refieren al niño como un “bebé”.
Si así fuera, las mujeres sabrían qué es lo que está creciendo en su interior: una pequeña persona con un corazón que late, con el sistema nervioso funcionando, con manos y pies pequeños. El niño es ignorado totalmente. No hay asesoramiento, no hay atención, no hay espera y no hay discusión. Una vez que el embarazo se confirma, no hay otro camino que ponerle fin.
Planificación Familiar toma ventajas específicas de las mujeres que son demasiado jóvenes o están mal informadas para saber que no deben confiarles a ellos su bienestar. Los que conocen la verdad tienen el deber de hablar.
No se deje engañar por sus frases cortas y por sus manipulaciones estadísticas. Planificación Familiar no está “a favor de las mujeres”, como ellos dicen. Es una organización pro-aborto. No le importan las mujeres. Le importa poner fin a nuestros embarazos. Las mujeres son tratadas como mercancías, no como seres humanos.
Debemos arrojar luz sobre lo que hace en realidad Planificación Familiar. Gasta millones de dólares cada año para asegurarse que el contribuyente estadounidense siga subsidiando sus servicios de aborto.
El año pasado, los esfuerzos de Planificación Familiar obtuvieron un cifra récord de $ 363 millones en fondos del gobierno. Obtiene tanto al hacer falsas afirmaciones sobre la forma en que ese financiamiento reduce el número de abortos.
Sin embargo, los números cuentan una historia diferente. Desde el 2000 al 2009, Planificación Familiar vio un aumento del 80 por ciento en fondos de los contribuyentes y un aumento del 69 por ciento en el número de abortos que llevó a cabo.
Las mujeres merecen algo mejor.
Catherine Anthony Adair es una ex empleada de la PPFA y reside en Massachusetts. Esta columna apareció originalmente en el periódico estadounidense The Washington Examiner y se reproduce aquí con permiso de la autora.
Reproducido en http://www.lifesitenews.com/news/former-planned-parenthood-worker-planned-parenthood-lies-about-itself
Traducción por José Arturo Quarracino
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