Pablo Albarracini, de 38 años, el testigo de Jehová baleado en un hecho de inseguridad y que se negaba a recibir una transfusión de sangre porque su religión de lo prohíbe, despertó del coma.

El padre, quien había luchado para que el procedimiento médico se realizara con el fin de salvarle la vida a su hijo, comentó que Pablo mueve la cabeza y abre los ojos.

“Es increíble. Fue el apoyo de los que rezaron”, dijo el hombre. “Se despertó, le hablamos y nos contestó un par de preguntas. Mueve la cabeza hacia arriba y hacia los costados. Estuvo con mi señora y con un amigo nuestro”, agregó.

“Debe ser por tanta gente que rezó y lo ayudó. Siempre pensábamos que esto iba a suceder, pero no imaginábamos que sería tan pronto”, indicó.

La esposa de Pablo, se había negado rotundamente a que le realizaran la transfusión de sangre y logró, a través de la Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, que no se lleve a cabo.

El padre del joven había impuesto una medida cautelar, aun en contra de la decisión de su hijo y de la esposa de éste, esperando que la justicia avale el procedimiento, pero no lo logró.

Si bien el hombre habla de “milagro”, indicó que Pablo ahora necesita la trasfusión más que antes. “El cuadro clínico evoluciona, pero la transfusión es necesaria para una mejor calidad de vida. La meningitis está controlada pero tiene la hemoglobina y el hematocrito en niveles bajos”, detalló.

Pablo Albarracini ingresó a la Clínica Bazterrica el 4 de mayo pasado, cuando fue baleado en su ojo izquierdo con pérdida de masa encefálica, además de otros impactos en su cuerpo.

Los médicos ordenaron una transfusión urgente de glóbulos rojos pero eso no fue posible por el credo al cual es adepto el joven.

El hecho de inseguridad ocurrió en San Justo cuando Pablo se dirigía a su trabajo. Dos menores de unos 13 años se subieron a su auto y lo encañonaron. Lo obligaron a manejar sin destino cierto, pero en el medio hubo forcejeos y cinco disparos le dieron en el cuerpo.

El auto volcó y finalmente los delincuentes le dispararon un tiro más en la cabeza para rematarlo. Pablo sobrevivió milagrosamente pero necesita la transfusión de sangre para recuperarse, de acuerdo al cuerpo médico que lo asiste.

El padre de Pablo dijo que “en 2008, cuando mi hijo ingresó a la congregación de los Testigos de Jehová, le hicieron llenar un formulario preimpreso en donde asume que, en caso de ser hospitalizado, no acepta transfusiones de sangre. Esta gente legalizó la firma ante escribano y guardó el acta ”.