Albarracín salió del coma y su padre tiene la esperanza de que su hijo pueda hablar, anule lo que firmó y acepte la sangre que necesita.

 Pablo Albarracín, es el joven Testigo de Jehová, que había sido atacado por delincuentes en un intento de robo y recibió seis balazos.

Albarracín se encontraba en estado de coma cuando comenzó la polémica sobre si podían o no efectuarle una transfusión de sangre ordenada por los médicos,  debido a la religión que profesa desde el año 2008 cuando se casó con una mujer que es Testigo de Jehová.

El padre del joven, en su desesperación llegó ante la justicia  ya que la religión prohíbe la transfusión y su hijo había marcado el  casillero de una nota que decía  “rechazo todos”: transfusiones, reanimación, en caso de estar hospitalizado, no elija como representante a un médico ni a nadie que pudiera convencerlo de aceptar sangre,  y está firmado por  un escribano, documento que su mujer presentó en la Clínica Bazterrica para prohibir la transfusión.

Ayer, Albarracín salió del coma y su padre tiene la esperanza  de que su hijo pueda hablar,   anule  lo que  firmó y  acepte la sangre que necesita.

El joven, que continúa en Terapia Intensiva, ante ciertos estímulos comenzó a mover los ojos por eso saben que escucha.

Por el momento sólo lo pueden visitar su padre y su esposa, las dos personas que  pelean por Pablo, desde dos puntos diferentes.

Alberto Alves de Lima, cardiólogo del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires indicó que: “Tiene la mitad de hematocritos que alguien sano. Eso significa que los vagones que transportan el oxígeno están críticamente limitados. Si está tan anémico, con el cerebro traumatizado por la pérdida de masa encefálica y encima con baja oxigenación, su evolución se puede entorpecer seriamente”, y según su opinión, “la palabra del médico dejó de ser santa y deben respetar la decisión de los pacientes. Pero a veces da impotencia”.