El ex militar y condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura, Miguel Etchecolatz., hizo estas declaraciones en el juicio que investiga secuestros y torturas en el centro clandestino La Cacha.
El represor sostuvo que “yo no salía a matar a alguien para quitarle la vida, era porque había llamados denuncias de vecinos, que veían algo raro en el lugar, le mandaba patrullas y ahí estaba la vida de uno u otro”.
Etchecolatz sostuvo, ante la presencia de familiares de víctimas de la dictadura, que “esos enfrentamientos son objeto y encuadre de una situación de guerra, dicha por los mismos terroristas. Acá no era por una cuestión de antipatía, estábamos exponiendo nuestras vidas”.
“Yo no sé los años que me quedan de vida para mí, pero creo que el talonario se me va acortando, no me importan cuánto hagan de mí persona porque estoy más allá de mi persona, pero sí me importa que se respeten la Constitución y las leyes”, dijo en su defensa el acusado.
También se refirió a Jorge Julio López, quien desapareciera en 2006 un día antes de presentarse a declarar contra Etchecolatz. “Detrás mío hay una figura de un señor López, desaparecido después de haber prestado declaración, el señor López mintió, como consta en varios lugares, cuando dice que vio que yo mande a fusilar, ese día estuve internado”.
Entre los casos que se investigan están los de Laura Carlotto, hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la privación ilegítima de la libertad de Antonio Bautista Bettini, padre de Carlos Bettini, actual embajador argentino en España.
Además, se juzga la sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y de Natalia Suárez Nelson, nacidos mientras sus madres estaban cautivas en ese centro clandestino de detención, tras lo cual fueron apropiados y décadas más tarde recuperaron su identidad.
La Cacha funcionó como centro clandestino desde 1976 a 1978 y además funcionaba como una maternidad clandestina para las detenidas- desaparecidas que se encontraban embarazadas.
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