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sábado, 11 de mayo de 2013

Uno de los espías de Nilda Garré.

EL APARATO REPRESIVO ESTATAL SIGUE INTACTO




(AW) La CORREPI, una organización social de larga trayectoria militante, comprometida y necesaria en las luchas populares, desde su denuncia permanente sobre la creciente represión institucional o policial, no fue ajena al grave episodio de espionaje que sufrió esta agencia y el conjunto de las organizaciones del campo popular. Aquí su testimonio acerca del accionar ilegal del Estado.



Aunque no todos recordaran su nombre, no hubo militante que no
> reconociera al oficial de la policía federal Américo Alejandro
> Balbuena cuando la Agencia de noticias alternativas Rodolfo Walsh
> denunció al infiltrado y comenzó a circular su foto.
>
> Hoy sabemos que su cotidiana presencia en cuanta marcha, acto,
> conflicto, corte o movilización popular hubiera no respondía a su
> compromiso con la información alternativa, sino que era liso y llano
> "cumplimiento del deber". Desde 2002, y sin solución de continuidad,
> el oficial de inteligencia de la PFA trabajó infiltrado como movilero
> de la Agencia Walsh, además de conducir programas de radio, como "Nada
> es casual", que se emitía durante 2008 en AM770 (Radio Cooperativa).
> Por ejemplo, el 15 de julio de 2011, el oficial Balbuena cubrió la
> conferencia de prensa en la que una gran cantidad de organizaciones
> anunciamos la promoción de la denuncia penal contra el burócrata
> Gerardo Martínez, de la UOCRA, por su tarea como espía de la dictadura
> desde el Batallón 601. Allí, el colega federal del denunciado
> entrevistó a Enrique "Cachito" Fukman de la AEDD; a Oscar Castro del
> SITRAIC y a María del Carmen Verdú de CORREPI.
>
> Según informó un comunicado del ministerio de Seguridad del mismo día
> en que los compañeros de la Agencia Walsh hicieron pública la
> identidad del infiltrado oficial de inteligencia de la PFA, " Nilda
> Garré requirió un informe urgente al jefe de la Policía Federal sobre
> las tareas que desempeñaba Américo Alejandro Balbuena y sobre otros
> efectivos del área de reunión de información; resolvió iniciar una
> investigación sumaria y pasar a disponibilidad preventiva a personal
> de inteligencia de la Policía Federal Argentina para contribuir a
> esclarecer si las tareas que realizaba están comprendidas o no dentro
> de las funciones asignadas a la fuerza por la ley de Inteligencia".
>
> Desde CORREPI afirmamos que no tiene la menor importancia establecer
> si las "tareas" son de las legalmente asignadas a la PFA por la ley de
> Inteligencia. La legalidad es lo que los mismos que nos espían dicen
> que es. Lo que el episodio prueba, de nuevo, es que, por dentro o por
> fuera de la legalidad normativa, el gobierno espía a las
> organizaciones del pueblo trabajador. Por más de 11 años, un oficial
> de inteligencia de la PFA cobró su sueldo mensualmente, sin cumplir
> para la fuerza otra función que la que tuvo ordenada: infiltrarse en
> una agencia de periodismo alternativo de reconocido prestigio
> militante, a cuyos compañeros todas las organizaciones abrimos
> nuestras puertas porque están junto a nosotros en todas las luchas. Ni
> Garré ni nadie en el gobierno necesita pedir informes a sus
> subordinados para saber qué hizo el oficial Balbuena durante más de
> una década: ellos le pagaban para que lo hiciera. ¿O creían que estaba
> dirigiendo el tránsito?
>
> El Proyecto X (también de más de una década de existencia, aunque
> modernizado y perfeccionado en los últimos años), y el oficial
> Balbuena simplemente muestran la única cara del "gobierno de los
> DDHH". Como dijimos entonces, "para el que quiera ver las cosas como
> realmente son, ahí están los hechos, indiscutibles, y confesos".

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