EL APARATO REPRESIVO ESTATAL SIGUE INTACTO |
(AW) La CORREPI, una organización social de larga trayectoria militante, comprometida y necesaria en las luchas populares, desde su denuncia permanente sobre la creciente represión institucional o policial, no fue ajena al grave episodio de espionaje que sufrió esta agencia y el conjunto de las organizaciones del campo popular. Aquí su testimonio acerca del accionar ilegal del Estado. Aunque no todos recordaran su nombre, no hubo militante que no > reconociera al oficial de la policía federal Américo Alejandro > Balbuena cuando la Agencia de noticias alternativas Rodolfo Walsh > denunció al infiltrado y comenzó a circular su foto. > > Hoy sabemos que su cotidiana presencia en cuanta marcha, acto, > conflicto, corte o movilización popular hubiera no respondía a su > compromiso con la información alternativa, sino que era liso y llano > "cumplimiento del deber". Desde 2002, y sin solución de continuidad, > el oficial de inteligencia de la PFA trabajó infiltrado como movilero > de la Agencia Walsh, además de conducir programas de radio, como "Nada > es casual", que se emitía durante 2008 en AM770 (Radio Cooperativa). > Por ejemplo, el 15 de julio de 2011, el oficial Balbuena cubrió la > conferencia de prensa en la que una gran cantidad de organizaciones > anunciamos la promoción de la denuncia penal contra el burócrata > Gerardo Martínez, de la UOCRA, por su tarea como espía de la dictadura > desde el Batallón 601. Allí, el colega federal del denunciado > entrevistó a Enrique "Cachito" Fukman de la AEDD; a Oscar Castro del > SITRAIC y a María del Carmen Verdú de CORREPI. > > Según informó un comunicado del ministerio de Seguridad del mismo día > en que los compañeros de la Agencia Walsh hicieron pública la > identidad del infiltrado oficial de inteligencia de la PFA, " Nilda > Garré requirió un informe urgente al jefe de la Policía Federal sobre > las tareas que desempeñaba Américo Alejandro Balbuena y sobre otros > efectivos del área de reunión de información; resolvió iniciar una > investigación sumaria y pasar a disponibilidad preventiva a personal > de inteligencia de la Policía Federal Argentina para contribuir a > esclarecer si las tareas que realizaba están comprendidas o no dentro > de las funciones asignadas a la fuerza por la ley de Inteligencia". > > Desde CORREPI afirmamos que no tiene la menor importancia establecer > si las "tareas" son de las legalmente asignadas a la PFA por la ley de > Inteligencia. La legalidad es lo que los mismos que nos espían dicen > que es. Lo que el episodio prueba, de nuevo, es que, por dentro o por > fuera de la legalidad normativa, el gobierno espía a las > organizaciones del pueblo trabajador. Por más de 11 años, un oficial > de inteligencia de la PFA cobró su sueldo mensualmente, sin cumplir > para la fuerza otra función que la que tuvo ordenada: infiltrarse en > una agencia de periodismo alternativo de reconocido prestigio > militante, a cuyos compañeros todas las organizaciones abrimos > nuestras puertas porque están junto a nosotros en todas las luchas. Ni > Garré ni nadie en el gobierno necesita pedir informes a sus > subordinados para saber qué hizo el oficial Balbuena durante más de > una década: ellos le pagaban para que lo hiciera. ¿O creían que estaba > dirigiendo el tránsito? > > El Proyecto X (también de más de una década de existencia, aunque > modernizado y perfeccionado en los últimos años), y el oficial > Balbuena simplemente muestran la única cara del "gobierno de los > DDHH". Como dijimos entonces, "para el que quiera ver las cosas como > realmente son, ahí están los hechos, indiscutibles, y confesos". |
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