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sábado, 11 de mayo de 2013

Las razzias no terminaron.

A 22 AÑOS DE IMPUNIDAD




(AW) El juez Horacio Días, en su introducción a la lectura del veredicto contra los asesinos de Mariano Ferreyra, dijo que, con la muerte de Walter Bulacio, se acabaron las razzias en los ‘90. Y es inevitable preguntarse ¿qué piensan de esa afirmación los millares que, como Walter en 1991, hoy viven a diario la represión del estado? ¿Qué le responderían los que saben que vivimos todos los días a la sombra del gatillo fácil, al frío de la tortura en comisarías y cárceles y conviviendo con las detenciones arbitrarias, la averiguación de antecedentes, las faltas y contravenciones, las razzias? Probablemente la respuesta no sería una caricia.

Invitamos al señor juez a que salga a caminar por las calles, para
constatar por sí mismo la falsedad de su afirmación y a resignificar
su concepto de "razzia", para comprender un poco más la época en que
vive.

> Walter Bulacio tenía 17 años, pertenecía a la clase trabajadora y
> había acudido al estadio Obras a ver a un grupo de rock -Los Redondos-
> cuyo público mayoritario pertenecía a esa clase. Lo cazó una razzia de
> la policía federal que, aún siendo Walter menor de edad y, además, sin
> ninguna razón para ser detenido, lo arrastró hasta la comisaría 35ª
> junto a un centenar de jóvenes, en un operativo tan escandalosamente
> ilegítimo como cotidiano, durante el cual fue apaleado, en nombre del
> control social, lo que causaría su muerte una semana después.
>
> En el marco de uno de los procesos más oscuros de la historia jurídica
> de este país, increíblemente viciado en todos sus aspectos por obra y
> gracia de los poderes e instituciones del estado - policía,
> dirigentes, jueces, fiscales -, siempre coincidentes a la hora de
> defender los privilegios que los fundan, el comisario Miguel Ángel
> Espósito fue sobreseído en 1992, y, lo que es más grave, se legitimó
> judicialmente el "Memo 40", una Orden del Día secreta de la policía
> federal que, básicamente habilitaba las detenciones arbitrarias e
> ilegales de menores de edad.
>
> La movilización popular, que instaló el nombre de Walter como símbolo
> y bandera de lucha de generaciones condenadas a la exclusión social y
> apaleadas criminalmente por el verdugo azul del sistema, y la
> militancia de CORREPI, lograron que la Corte Suprema revocara esa
> decisión, y el comisario fuera nuevamente procesado. Siguieron las
> dilaciones, por lo que llevamos el caso a la Comisión Interamericana
> de DDHH (CIDH). En 2003, la causa llegó a la Corte Interamericana de
> DDHH (Corte IDH), que, después del juicio oral que la justicia
> argentina no quiso hacer, condenó al estado argentino por violar el
> derecho a la libertad, a la integridad física y a la vida de Walter.
>
> El gobierno argentino nunca cumplió esa condena, que le exige terminar
> con todas las normas y prácticas que habilitan (también hoy, Dr. Días)
> a las fuerzas de seguridad a detener a cualquiera, en cualquier lugar,
> porque sí. Ese sistemático incumplimiento de la sentencia del tribunal
> internacional muestra que, más allá del gobierno de turno, es el
> estado burgués el que no quiere que sus herramientas para ejercer el
> control y disciplinamiento social sean cuestionadas
>
> En este año 2013, cuando ya se han cumplido 22 años de la detención y
> muerte de Walter, parece que, finalmente, el comisario Espósito será
> juzgado en Argentina. Claro que no, como correspondería, por las
> torturas y la muerte de Walter, sino sólo por el delito de privación
> ilegítima de la libertad agravado. Como lo hemos dicho muchas veces,
> un juicio que llega tarde, y mal, pero que hemos arrancado con la
> lucha sostenida.
>
> Las manos de Nazareno, compañero de colegio de Walter, detenido junto
> a él en la puerta de Obras, inmortalizaron un mensaje en la pared del
> calabozo. El mensaje decía: "Jorge, Walter, Kiko, Erik, Leo, Nico,
> Nazareno, Betu y Héctor. CAIMOS POR ESTAR PARADOS. 19/04/91".
>
> Cayeron por estar parados, por hacer nada, por estar esperando entrar
> a ver su banda. Por estar parados, (como ayer, como hoy) como cuando
> ellos llegan de improviso y te detienen porque sí.
>
> Parados, como estaban algunos integrantes del campo popular en ese
> momento.
>
> Hoy nosotros estamos de pie, como estuvimos y vamos a estar. Hoy
> sabemos que no vamos a dar un paso atrás por verlos acercarse, y que,
> por el contrario, por cada uno de los fusilados por el gatillo fácil y
> cada uno de los torturados en comisarías, vamos a dar un paso al
> frente.
>
> A 22 AÑOS DE IMPUNIDAD... POR WALTER Y POR TODOS: ¡BASTA DE REPRESIÓN,
> TORTURAS Y GATILLO FÁCIL!

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