Jueves 29 de diciembre de 2011, 04 de la mañana, suena el despertador, a levantarse… hay que ir a trabajar, me preparo, saco el auto, y rumbo al trabajo. Hermosa mañana, hay un viento cálido, tomo la ruta de siempre, la misma que hace casi 6 años recorro a distintas horas; últimamente me toca a ésta.
Camino de Cintura, y después autopista Richieri. Voy escuchando música, para hacer más ameno el viaje, voy solo en la ruta, claro es muy temprano, son las 04,45 hs. Empiezo a ponerme molesto porque los pocos autos que vienen de mano contraria tienen las luces altas.
De pronto a lo lejos, todo oscuro, ufa… un corte de luz. Acelero porque es feo y peligroso… de repente ¿Qué es eso?caballetes en la ruta, uh!!! Una obra… intento esquivarlos, bajo la velocidad, freno de golpe, el coche que se me va de cola, cuando veo un sujeto que sale del costado de la ruta debajo del puente peatonal, (denominado Puente 18) con vallas de madera en la mano, me las tira encima del auto, le pega en el frente, no pienso demasiado y acelero, escucho un estallido, pensé que había sido el choque con los caballetes, pero NO a los pocos segundos siento un ardor tremendo en la pierna derecha, me toco, sangre… “UN TIRO”.
La pierna se me duerme, no tengo sensibilidad, con mi mano derecha la tomo y la coloco sobre el acelerador, el peso del zapato de seguridad hace que acelere, con la izquierda manejo, voy gritando del dolor, pensando mil cosas. ¡Ah! un puesto de seguridad, toco insistentemente bocina, no sale nadie. Todo oscuro, corte de luz y ¡no hay nadie!
Sigo hasta puente 12, (ahí hay un destacamento), tocando insistentemente la bocina, e intentando de no llevarme nada por delante, sale un oficial y respiro, tengo algo de asistencia. Llaman una ambulancia, que para mi tardó una eternidad, me llevan al Hospital Paroissien de Isidro Casanova, me hacen las curaciones del caso, me sacan radiografías, me dan las instrucciones que debo tomar.
-Ya está pibe, te podes retirar.
-Pero tengo una bala en la pierna, no puedo caminar.
-Sí que podes caminar
¿Médicos? Quedo a la deriva, sin darme aunque sea un analgésico.
Me quedé en un banco de madera en un pasillo frio, lúgubre, donde había camillas con gente mayor, semidesnuda, muertos, inconscientes, no lo sé, un lugar realmente tétrico, hasta que pude ubicar un teléfono público y llamo a mi viejo para avisarle donde estaba y qué me había pasado, para que viniera por mí .
Este es el relato que hizo mi hijo sobre su odisea vivida, en el trayecto a su trabajo y en el Hospital. Mientras me esperaba habían llegado 3 personas más con herida de bala en la pierna. Eran personas que esperaban el colectivo para ir a trabajar y como no tenían que sacarle, o lo que le sacaron no fue lo esperado, le dispararon en la pierna.
¿Qué fue lo que paso? ¿Qué fue lo que fallo? la luz cortada, el puesto de vigilancia “cerrado”, ¿se liberó la zona para “recaudar”?, para dejar que la delincuencia haga de la suya, total los desubicados son los ciudadanos que quieren trabajar decentemente yendo de madrugada a cumplir con sus obligaciones. Eso sí, cuando fuimos a declarar, la misma Policía dijo, “esa zona entre las 23 y las 8 hs, es una zona muy peligrosa”. Entonces lo saben y no se hace NADA.
Seguramente se deben haber abierto causas, que van a ir a algún juzgado penal. Me pregunto, ¿habrá algún fiscal que tenga realmente la vocación de servicio y se digne a investigar? o van a dejar los expedientes en algún lugar para que se pierdan en el olvido y se cierren, pasado el tiempo que la ley dictamina.
¿Y donde quedan los derechos de las personas baleadas? ¿En el mismo lugar que los expedientes? Creo que es el momento de tomar una decisión política de decir “basta”. No solo con rimbombantes declaraciones periodísticas se soluciona la inseguridad, las palabras y las declaraciones que se hacen son muy bonitas y endulzan los oídos, pero… ¿después, alguien se acuerda de lo que dijo? De esta forma la impunidad va a gozar de excelente salud, y va a seguir vivita y coleando.
Espero que algún funcionario decente, que tenga esa vocación de servir al pueblo, de respuestas, y no nos quedemos con la famosa frase de algún trasnochado que dijo “la inseguridad es una sensación”.
Gracias.
Por Carlos Daniel Espinoza
Buenos Aires, 23 de enero de 2012
Buenos Aires, 23 de enero de 2012
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