El Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase Vía Campesina) denunció el día de ayer que “sicarios” del empresario Ciccioli asesinaron a sangre fría a Cristian Ferreyra, campesino integrante del Mocase.
Según el comunicado Javier y Arturo Juárez fueron a la casa de la familia Ferreyra en donde vivía Cristian con sus padres y cinco hermanos en la comunidad campesina de San Antonio, a400 kilómetrosde la capital provinciana. Los enviados por Ciccioli “armados con escopetas dispararon a sangre fría matando a Ferreyra e hiriendo a otro joven, que ahora se encuentra internado en el hospital de Santiago”.
La comunidad enmarca el hecho en “ el intento de desalojo de la comunidad por parte de empresarios que han contratado matones armados para realizar amedentramiento en la zona norte de Santiago del Estero”.
Y denuncian que “los empresarios que intentan acaparar las tierras, Los Julianes, Ciccioli, Ricardo Villa, Saud son venidos de Santa Fe y Tucumán; éstos son los mismos que han diseñado el plan de ataque que vienen sufriendo los campesinos indigenas en los departamentos Copo, Pellegrini y Alberdi desde hace 4 meses de forma sistemática. Unos ejemplos son la detención arbitraria de Ricardo Cuellar, el atentado ala FM Pajsachama, la quema de ranchos y pertenencias de campesinos del Mocase”.
El comunicado también sostiene que “esto ocurre con complicidad y alevosía de parte de autoridades provinciales y funcionarios del poder judicial e instituciones como la dirección provincial de bosque, quien AUTORIZO desmonte en un lugar donde viven familias campesinas indígenas de varias generaciones” .
También señalan la presentación de denuncias previas acerca de estos atropellos al Juez Penal Alejandro Fringes Sarria de Monte Quemado( localidad cercana a San Antonio) quien según indican los miembros del Mocase “no hizo nada para detener la escalada de violencia que impera en la zona”. Incluso indican que Ciccioli amenazó “en varias oportunidades el publicamente que mataría a un campesino del para que dejen de molestar”.
Destacan que lo único que los pudo salvar frente al avance de los desmontes de miles de hectáreas por parte de varios empresarios vinculados al negocio de la soja y de los desalojos consecuentes fue la “organización de las comunidades campesinas”.
Y concluyen en este sentido que “el asesinato de Crístian Ferreyra no va a quedar impune y con toda la rabia y dolor que sentimos sus compañeros y compañeras, reafirmamos una vez más, que en la defensa de nuestros territorios llegaremos hasta la últimas consecuencias”.
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