Una alarma sonó con fuertes ecos en los Emiratos Árabes, una zona donde la imagen de los últimos años fue la de Ciudades-Estado enormemente potentes, generadoras de proyectos arquitectónicos faraónicos.
El alerta se debió a una importante protesta social en Kuwait, que congregó a miles de personas en el edificio del Parlamento el miércoles por la noche.
Los manifestantes demandaban la renuncia del primero ministro, puesto ostentado por el emir jeque Nasser Mohammad al-Ahmad Al Sabah, tras los enormes casos de corrupción de su gabinete.
Si bien la protesta duró un breve tiempo, la misma generó que el emir reuniera a todos sus ministros de urgencia para tratar el asunto.
Por el momento no se han generado disturbios en las calles, teniendo en cuenta las imparables olas de protestas del mundo árabe de los últimos meses.
El emir, quien tiene el poder unilateral de despedir a todos sus ministros, está analizando la situación profundamente para no correr con el mismo destino que el ex presidente de Egipto, Hosni Mubarak, o el ex dictador libio, Muammar Gaddafi, por ejemplo.
Es importante destacar que las primeras reacciones del jeque fueron de total rechazo hacia las protestas, pues las calificó como “irresponsables y de un paso sin precedentes hacia el caos que amenaza la seguridad y la estabilidad del país y del orden político”.
En esta línea, ordenó reforzar las medidas de seguridad “para garantizar el orden público” y hacer frente a “todo lo que pueda afectar la seguridad”.

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