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domingo, 17 de julio de 2011

Hay que cuidarse del banco Credicoop.

BANCO CREDICOOP: SI ES CLIENTE...CUÍDESE...

Robocoop: el velo del Credicoop
Detrás de lo que asoma como una entidad bancaria pulcra y
señera se esconden incumplimientos a convenios colectivos, persecuciones y hasta censura.
Empleados cuentan cómo los
“obligan” a militar en el partido de Heller fuera de horario.
Los créditos que no son. La publicidad engañosa. Y el
desvirtuado espíritu cooperativista

En términos técnicos, la solidaridad hace base en la idea macro de
que una o más personas se unen en forma circunstancial o permanente
a una causa o hecho.


Conceptualmente, el término es más amplio, abarcativo. Impone o
exterioriza una idea de altruismo, de desprendimiento, de colaboración
con el otro. Generalmente, ser solidario es, ni más ni menos, actuar
sin esperar una retribución inmediata o interesada. Menos, pecuniaria.


Con ninguno de estos principios, tan profundos y arraigados, parece
cumplir una entidad que se dice ser solidaria. Ni más, ni menos que
uno de los pocos bancos integrados por capitales nacionales, y el
único con raíz cooperativista del país: el banco Credicoop.


Su eslogan de “Banca Solidaria” poco parece ajustarse a la realidad
cotidiana de sus empleados, de sus clientes y, obviamente, de sus servicios.


Quien se dice se r humilde es porque, generalmente, es un soberbio,
porque de lo contrario nada tendría que decir. Cualquier persona se
daría cuenta per se de dicha cualidad, la humildad. Acá pasa algo
similar. ¿Por qué tanto esfuerzo hace el Credicoop por mostrarse
“solidario”?


Esta investigación periodística buceó en las raíces de una de las
entidades que parecen contar con mayor prestigio en la comunidad
crediticia y financiera local, pero que luce con tantas contradicciones
como denuncias; algunas de ellas poco conocidas. De ahí lo atractivo
de este artículo.


No es solidario, por ejemplo, el Credicoop con gran parte de sus
4.619 empleados. Dentro de esta institución, creada en 1979 con
la fusión de 44 cajas de crédito cooperativo, que hoy cuenta con
249 filiales a lo largo de todo el país, no parece capear el principio
de tolerancia. De hecho, un grupo de trabajadores tuvo la idea de
denunciar los diversas “irregularidades” laborales con la publicación
de un boletín gráfico denominado “Robocoop”. El mismo fue creado
por la agrupación interna del banco “Igual a igual” y tiene siete
años, pero en los últimos meses la entidad que comanda el
diputado nacional Carlos Heller, defensor a ultranza de la
denominada ley de Medios “por la democratización de la
comunicación”, ha prohibido su circulación.


¿Solidez?

Vayamos por parte. No todo lo que reluce es oro. La virtual
explotación comercial y financiera de una de las entidades que
parecen gozar con parte de la simpatía de la dirigencia argentina
ha coincidido plenamente con el crecimiento del kirchnerismo en
el poder, y, a la vez, su estructura tiene más puntos flojos de
los que uno pudiera imaginar. O de lo que realmente se promociona.


El banco Credicoop, uno de los pilares fundamentales de la
Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República
Argentina (ABAPPRA), es una entidad que ha incrementado
desde su oferta al público hasta su planta de empleados,
desde los créditos personales hasta hipotecarios, pero todo
sobre una base que no parece exhibir una solidez equivalente.


Los números hablan por sí solos. Mientras otros bancos del
mismo segmento, como el Macro o Patagonia, cuentan con una
diferencia disímil entre el activo y el pasivo (ver gráficos),
la del Credicoop es, de mínima, llamativa: apenas 1.272.939.000 pesos.
Dicho patrimonio neto se compone, en su inmensa mayoría, por capital,
aportes y reservas, según el último informe del banco Central, de
febrero de 2011 -al que tuvo acceso La Tecla-, el cual muestra una
curiosa radiografía de esta entidad. La mitad de sus activos son
créditos 7.891.653.000. Su pasivo, de 16.107.098.000, equivale
-aproximadamente- al 15% del presupuesto global que tiene la
provincia de Buenos Aires para funcionar (2011).


Más números que generan cierto asombro: el promocionado banco
de las Pymes tiene cada vez menos cuentas corrientes, indispensables
para que cualquier e mpresa pueda operar. Pasó de 603.267 en junio
de 2008 a 385.966 en diciembre de 2010, el último registro oficial que
publica el BCRA. Inversamente proporcional es su panorama con las
cajas de ahorro, las cuales pasaron de 276.008 a 851.990 en el mismo
período. Es decir, tiene más clientes pequeños que empresas.


El publicitado banco “solidario” tampoco cuenta con una amplia
colocación de créditos prendarios, ni personales. Entre los prendarios,
a febrero de 2011 figuraban 163.296, menos de la mitad que el banco
Macro (352.246), de similar envergadura.


“El Credicoop no cumple”

Volviendo a la “solidaridad” con los empleados, según la agrupación
“Igual a igual”, este banco “dilata cualquier discusión sobre la
incorporación de rubros fijos al básico de convenio, para que, al
aplicárseles los coeficientes correspondientes, sinceremos y dejemos
de achatar hacia abajo nuestro salario”.


Los ítems fijos en el Credicoop, que hasta el momento no se modifican
, son cuatro, y en total suman 1.182,77 pesos. “Está claro que el
Credicoop no quiere firmar (un cambio). Es una cuestión económica
de bancos que la levantan en pala”, se quejan los trabajadores agrupados.


“El Credicoop no cumple con los básicos establecidos por convenio,
luego del acuerdo al que se arribó con el ministerio de Trabajo en
el 2009”, asegura a 
La Tecla Salvador Villano, secretario general
de la Asociación Bancaria La Plata, mientras aspira a que
dentro de esta entidad comience a normalizarse la situación sindical.


“Cuando los compañeros de todos los bancos privados ya vienen
cobrando un básico de convenio inicial de 3.803, 07 pesos, y en el
Nación cobran 3.412 pesos, en el Credicoop estamos en 961,42”.


El básico de convenio sirve para calcular los adicionales, y además
incide directamente sobre el resultado del cálculo de varios de los ítems salariales.


Más números

Hoy, cultor del pri ncipio solidario, el Credicoop tiene créditos con
tasas por encima del valor del mercado y con menos facilidades que otras
entidades “no solidarias”. Y con tasas que oscilan el 40% anual, cuando
la inflación oficial, defendida por el propio Heller, no supera los dos
dígitos; mientras que la “real”, establecida por consultoras privadas y
que sirvió de guía para las últimas paritarias, está entre el 20 y el 25%.
El Credicoop, al igual que el Indec, se ve que maneja números propios.


Algo similar, en este caso por un posible caso de oferta engañosa,
configuran los créditos destinados con bonificación de la Sepyme y
Desarrollo Regional, promocionado para apoyar a las Pymes, líneas
de capital y trabajo con una tasa fija de 10% TNA a 24 meses. Los
mismos brillan por su ausencia, pese a la jugosa promoción. De hecho,
el banco no supo, o no quiso, informar a este medio qué cantidad
de créditos había otorgado con dicha tasa.


En el detalle del BCRA, sin especificar dentro del rubro crédito,
se limitan a informar que el Credicoop otorgó, a febrero de 2011,
1.250.055 pesos bajo el ítem “otros”.
Autor de Nota: Revista La Tecla

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