Entrada destacadaLa editorial del Diario La Nación, Spandau y los izquierdos humanos.

La editorial del Diario La Nación, Spandau y los izquierdos humanos.

"La primera víctima en una guerra es la verdad". Anónimo. En estos días, la tilinguería seudoizquierdoza, ha bramado ante la pu...

viernes, 27 de junio de 2014

¿Abu Ghraib, Irak? No, San Luis, Argentina.

TORTURAS EN SAN LUIS



(AW) Compartimos el análisis de La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, CORREPI, en la cual nos demuestra que el “escándalo”, no se trata de un hecho aislado sino que es moneda corriente en las cárceles de nuestro país.

10462559 10152263333168871 7450487466171766822 n10457894 10152263333103871 3601708813394447063 n
Esta semana, un diario de la provincia de San Luis publicó una serie de fotos tomadas el 22 de abril de 2013, durante una requisa en el pabellón de menores de la cárcel local. En las imágenes se ve a los presos, jóvenes de entre 18 y 20 años, en un patio, desnudos, con las manos a la espalda y alineados a la pared en posición “mahometana”, es decir, arrodillados e inclinados hacia adelante, con la cabeza contra el piso. Los custodian (y hasta posan para las fotos) los miembros del servicio penitenciario provincial –entre ellos, el jefe de la unidad- con perros (los de cuatro patas) peligrosamente cerca de los expuestos genitales de los prisioneros.
En los pocos medios que reprodujeron la “noticia”, igual que cuando trascendió el video de chicos torturados en la comisaría de Salta, se habla de “escándalo”, como si se tratara de un hecho aislado e inédito. Ninguna cosa es ya novedosa en materia de tormentos en cárceles y comisarías. A lo largo y ancho del país, este es el trato habitual que padecen las personas que están privadas de su libertad.
En este caso se trata de varones  jóvenes, los que padecen más directamente el estigma del sistema y su selectividad. La humillación y el tormento son herramientas para que los carceleros puedan marcar el poder que tienen sobre sus vidas.
Aun más inadvertidos, y tan preocupantes como el propio hecho, pasaron los “comentarios de lectores” posteados en los sitos de los medios online que lo publicaron. Allí aparece el “sentido común” impuesto por la cooptación de consenso, con frases como: “mejor, así aprenden desde temprano” o “¿qué se creen, que están de vacaciones?” referido a quienes son deshumanizados al punto de llamarlos “ratas” y que, a criterio de esos “lectores “se lo merecen”.
Es que, más allá de algún objetivo puntual de obtención de información o confesiones, el principal objetivo de la tortura sistemática es la destrucción de la subjetividad del “enemigo” al que hay que privar de su propia conciencia humana. No basta que estén privados de su libertad, tienen que quedar vacíos, y tener bien metido en la cabeza que no son nada, y sólo sirven para ser escarnecidos. Y hasta cuando uno de estos episodios trasciende, es usado como escarmiento hacia un mayor disciplinamiento del pobre.
Muy distinta es la situación, en pabellones diferenciados, de los poquitos homicidas de uniforme que van presos, siempre y en cualquier circunstancia protegidos por el estado, o de los menos aún “ciudadanos de bien”, empresarios, burócratas sindicales o curas amigos del poder.
Dos detalles mencionados casi al pasar en la crónica periodística es la mejor prueba de dónde están los delincuentes peligrosos. El jefe de la unidad que aparece en las fotos, Mariano Ibáñez, fue desplazado de su cargo y está siendo investigado penalmente, pero por otro hecho: se descubrió que era quien habilitaba el ingreso de drogas en la unidad. Y el actual director del penal, Inocencio Carpio, de larga carrera en el servicio penitenciario y antes subteniente del ejército, acumula denuncias desde 1978, por los tormentos que aplicó a jóvenes conscriptos a sus órdenes que fueron desplazados a la frontera chilena durante el conflicto limítrofe de aquel año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario