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sábado, 19 de enero de 2013

Juan Carlos Pérez, un patotero que dio vuelta su declaración, sin aceptar preguntas de la querella ni del tribunal

JUSTICIA POR MARIANO: DÍA 54 DEL JUICIO



(AW) Las apretadas, arreglos y componendas de una defensa que se siente perdida mostraron su funcionamiento en la 54ª audiencia del juicio a los asesinos de Mariano Ferreyra: Juan Carlos Pérez, uno de los patoteros que actuó aquel 20 de octubre, cambió su declaración, la dio vuelta por completo.

Extraído de http://justiciapormariano.wordpress.com
Durante las indagatorias, Pérez había acusado a Pablo Díaz, el capomafia de la Unión Ferroviaria en el Roca, de haberlo convocado para ir a Avellaneda "porque nos iban a cortar las vías". Además, Pérez reconoció a Cristian Favale, uno de los tiradores de la patota y, aunque dijo no haber visto a quienes dispararon, sostuvo de los tiros "venían desde atrás mío".
Además, Pérez contó que, al día siguiente del crimen, "todo el mundo en los talleres contaba que Harry (por Favale) se jactaba de lo que pasó, diciendo ‘yo lo puse, yo le di".
Pues bien: el tipo cambió su versión. En su declaración ante el tribunal, se desdijo de aquello y acusó a los compañeros de Mariano de haber disparado con armas de fuego, aunque está probado de sobra que eso no fue así en modo alguno.
Ahora, este ex portero de los talleres de Remedios de Escalada dice haber visto "a una persona arrodillada, atrás de un árbol, del lado de ellos (de los trabajadores tercerizados), que sacó un arma de una mochila negra y apuntó para nuestro lado", y agregó: "Se escucharon tiros, los ruidos eran impresionantes".
Este Pérez recibió de Guillermo Uño las armas que se usaron aquel día, con la misión de retirarlas del lugar. Ahora niega aquello y dice que "a mí nadie me pasó nada y, excepto al hombre de la mochila, yo no vi nada". Por supuesto, no puede dar la menor referencia del "hombre de la mochila", simplemente porque no existe.
La farsa de esta nueva declaración de Pérez se completó porque, al declarar en condición de imputado, usó su derecho a responder solamente las preguntas que le formuló la defensa, sin aceptar que lo interrogara el tribunal y mucho menos las querellas.
En un punto, con toda seguridad, Pérez no mintió. Cuando se le preguntó cuál era su función en los talleres y cuál su relación con la burocracia, contestó: "Seamos sinceros, mi función era de ortiba".

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