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domingo, 18 de diciembre de 2016

Milagros Sala.


El circo en el que se ha transformado el juicio a Milagros Sala, tiene sentido en la falta de decisión política y judicial en hacerle cumplir la condena que le corresponde, amagando y no decidiéndose a aplicar la ley a una delincuente común que se quedó con los dineros públicos, amedrentó, apaleó, despojó a los pobres, los subsumió, mandó a golpear y matar gente y sumió a gran parte de la población de Jujuy en el miedo y la coacción. Milagros salas no es la víctima, es la victimaria. El kirchnerismo trata de salvarla porque es parte de su ADN y cómplice de sus delitos. Corrupta, patotera y criminal. Yo conocí en primera persona su accionar y doy fe del miedo que imponía en la población. La justicia sigue ausente. (Por Rubén Lasagno)
Milagros Salas es esa especie de construcción social desbocada, que nació con un fin y terminó devorándose ese fin, mutó hacia “objetivos superiores” y terminó siendo parte de un engranaje perverso, con vuelo propio, autónomo, que respondió al poder central, tránsito en el que sembró el miedo feudal, la impunidad y se enriqueció a manos llenas.
El kirchnerismo está activo en todos los frentes tratando de arrastrar gente y opiniones a favor de esta jujeña corrupta. En Santa Cruz, cuna del kirchnerismo, no le van a la saga y desde los diputados hasta el titular de DDHH, mientras se incendia la provincia, han llegado al paroxismo de pedir “la intervención federal de la justicia de Jujuy” con el fin de liberar a Sala, cuando antes de eso debieran pedir la intervención de la justicia santacruceña donde no han procesado ningún funcionario, a pesar de la gran corrupción que asola desde hace décadas, estas praderas.
Recurriendo a la presión de organismos internacionales, el kirchnerismo pretende lograr una victoria a base de exposición, mentiras y relato, tratando de venderle a la opinión pública que Sala es una “perseguida política”, cuando huelgan las pruebas para que pase largos años en la cárcel, purgando los delitos que ha cometido, junto a una banda de inadaptados que conformaban el clan del miedo en Jujuy, incluyendo su familia.En sus declaraciones ante el tribunal Sala sacó la “víctima del bolsillo”, disminuyéndose con la chicana de que era perseguida por “negra y coya”, condición que parece haberla olvidado cuando acarreaba los millones de dólares en los bolsos.
De paso por esa hermosa provincia norteña, en tránsito hacia Perú en el 2010, cuando su poder estaba intacto, fui testigo de una marcha en pleno centro de la capital provincial y desde el 4º piso de mi hotel pude observar cómo a una orden suya, apaleaban y desmantelaban una pequeña movilización de 50 personas que trataban de oponérsele, situación que se debía al atraso en la llegada de fondos para la construcción de viviendas, de acuerdo a lo que pude saber y que años después descubriríamos resultó ser un gran negocio montado para el robo de fondos públicos, el retorno de parte del dinero a manos de quienes lo cedían alegremente desde Nación a la puntera política jujeña que infundía miedo, coerción y amenazaba a quien se le opusiera.
Mi raid turístico, días después, me llevó a Bolivia, donde asistí a la extraordinaria ceremonia indígena de asunción del segundo mandato del presidente Evo Morales, que se llevó a cabo en las ruinas de Tiaguanaco y hasta allí fueron desde jujuy 10 colectivos llenos, todos ploteados por el clan de Sala, banderas y sus “soldados” quienes entraron a la fuerza para posicionarse en un lugar privilegiado y poder, desde allí, vivar a su alter ego, a quien le dedicaron durante todo el día cánticos y vítores, dejando casi de lado el fundamento del por qué se encontraban en el acto: la asunción del presidente boliviano.
Vi como desalojaban por la fuerza a representantes de pequeñas tribus del interior de Bolivia, que habían tomado un lugar importante y desplegaban allí sus coloreados atuendos, bailes y banderas. Ante alguna resistencia, los patoteros de Sala, se bajaban con palos (del tipo que usan los camioneros para golpear las gomas) y corrían a todos, hasta despejar un sector donde la barra brava jujeña, copó el campo, para hacerse ver ante su líder.
Milagros Sala es la expresión vivida de la antipolítica. Chabacana, ordinaria, prepotente, soberbia, exponente de una época donde la autoridad se anuló y el autoritarismo se ejerció sin límites, amparados por la impunidad y el encubrimiento, tanto del poder político como de la justicia.
Salas es una perseguida judicial y como en el caso de CFK, espero fervientemente que la alcancen. No debe haber concesiones ante las presiones de organismo internacionales, nacionales y especialmente de DDHH como el de la provincia de Santa Cruz, que se ocupan de cualquier cosa, menos de salvaguardar el derecho de las personas decentes.
Esta delincuente debe pagar por lo que hizo, igualmente deben pagar quienes la alimentaron con fondos públicos, quienes la usaron para articular el lavado de dinero, el narcotrtáfico, quienes le dieron poder, usufructuaron de su falta de límites y desbordes y quienes alimentaron la caja que le ayudó a enriquecerse, junto a su familias y colaboradores, a niveles impensables.
La Justicia debe actuar y rápido. Juzgarla, sentenciarla y que purgue una condena ejemplar, es el mejor resarcimiento que tendrá la sociedad, cuando vea caer a la delincuencia en el pozo de los condenados. Mientras ellos sigan libres, no habrá justicia para las miles de víctimas de estos personajes, verdaderas parodias de una democracia que se presumía de libre y soberana y ha sido utilizada por más de una década para enriquecer a quienes cometieron delitos con guantes blancos y otros, como Sala, fueron la mano de obra que hizo el trabajo sucio, en un régimen que se agotó en sí mismo y gracias al voto de la gente, no se pudo reinventar y reeditar en la figura del megacorrupto y corruptor de menors, Daniel Scioli. (Agencia OPI Santa Cruz)
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